Pitágoras no paraba mucho en su casa, y Enusa,
que así se llamaba su esposa, aprovechaba tal situación para acostarse con los
cuatro campesinos analfabetos que cuidaban sus tierras.
Un día que Pitágoras volvió temprano a casa,
les sorprendió, mató a los cinco de un solo golpe y decidió enterrarlos en el
jardín.
En consideración a su mujer, dividió el terreno
por la mitad y la enterró en uno de los lados. El otro lado lo partió en cuatro
trozos y enterró en ellos a los campesinos analfabetos. De esa forma, los
cuatro ocupaban un espacio idéntico al que ocupaba la esposa.
Luego subió a la montaña para recapacitar sobre
lo que había hecho y, observando desde la cima, encontró la solución:
«El cuadrado de la puta Enusa era igual a la
suma de los cuadrados de los catetos».
(“Extraído
del Libro de la puta vida”)
Algunas personas, grupos o sociedades
proponen, disponen y, cuando no, imponen maneras de pensar, sentir o hacer que
podrían ser válidas para determinados momentos, pero está por ver que sean las
únicas o necesariamente aceptadas pues, además, con bastante frecuencia, suelen
ser equivocadas. Y hay situaciones en las cuales están tan sumamente
enquistadas las posiciones que, no se puede o no sirve de nada modificar las
reglas y, por tanto, se hace preciso romper el tablero y/o cambiar de juego.
¿Hasta cuándo se puede aguantar que unos pocos sigan enganchados a la teta
mientras otros muchos se vayan quedando en la cuneta, sobre todo, teniendo en
cuenta que ni las ocasiones perdidas ni los tiempos pasados pueden ser
recuperados? Saber que, una vez terminada la partida, tanto el rey como el peón
vuelven a la misma caja, no consuela y ni siquiera relaja. Como tampoco tiene
sentido cerrar los ojos creyendo que no va contigo porque si vas a ciegas, ya se
sabe, mierda que pisas u ostia que te pegas.
1 comentario:
Hola Burka, ayer vi la peli El dictador... te invito a que escuches a un dictador al final de la peli recomendando la democracia... muy en tu línea. me alegro de volver a leerte!!!!
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