viernes, 16 de diciembre de 2011

EL ORIGEN DEL MUNDO

Él era un niño desesperado que quería salvar a su padre de la condenación eterna y el muy ateo, el muy tozudo, no entendía razones.
- Pero papá, -le dijo llorando- si Dios no existe, ¿quién hizo el mundo?.
- Tonto -dijo el obrero, cabizbajo, casi en secreto-. Tonto. El mundo lo hicimos nosotros, los albañiles.

(“El Libro de los abrazos” de Eduardo Galeano)

Tal vez no sea necesario este comentario sino que más bien responde a una exigencia del calendario. Pero, como donde las toman a menudo también las dan, me gustaría empezar con un desconocido refrán: “cuando hay arruga, no hay duda”. ¿Quién no ha escuchado algún que otro pareado de esos que, de modo interesado y con forma de engaño, relacionan la sabiduría con el paso de los años?. Lo que realmente se constata es que únicamente sirve para meter la pata, pues experiencia es como llamamos a todos esos momentos en los que nos equivocamos, y al que es idiota, cuanto más tiempo vive, más se le nota. Así que, siendo consciente de que se acerca una fecha un tanto deprimente, creo que lo más conveniente es echarse a un lado y no nadar contra corriente, porque antes de quedarse sin aliciente, lo más inteligente es reconocer el error y meter gente.