miércoles, 28 de noviembre de 2007

RESIGNACIÓN

Un sacerdote acudió a consolar a una viuda por la muerte de su marido.
- ¿Ha visto lo que me ha hecho su Dios?, vociferó la mujer.
- A Dios no le agrada la muerte, hija mía, replicó el clérigo, sino que le resulta tan lamentable como a ti.
- Entonces, ¿por qué la permite?
- No hay forma de saberlo, porque Dios es un misterio…
- Entonces, ¿cómo sabe usted que la muerte no le agrada?, preguntó la mujer.
- Bueno…, realmente… digamos que…
- ¡Cállese!, gritó la viuda, y no meta a Dios en esto.

(“Un minuto para el absurdo” A. De Mello)

¿Cómo se entiende que a unos nos cueste tanto saber lo que queremos en algunas ocasiones y a otros, en cambio, les resulte tan ordinariamente fácil interpretar lo que llaman “la voluntad de Dios”? ¿Será porque la resignación es una virtud católica pero no es una actitud humana ni cristiana? Merece la pena no malgastar energías lamentándose y dedicar los esfuerzos e ilusiones a buscar otras formas más creativas de afrontar los problemas. Por eso, en lugar de resignarse es mejor «reasignarse».

miércoles, 21 de noviembre de 2007

FE

El peregrino loco y su amigo no pudieron evitar escuchar las palabras que aquel sacerdote de la sotana estaba dirigiendo a un nutrido grupo de jóvenes, mientras esperaban la cena en el albergue. El tema tratado era el de la castidad, y al peregrino loco no se le escaparon las miradas y sonrisas que, a hurtadillas, iban esbozando los jóvenes aquí y allá.
Al terminar la cena, el peregrino loco y su amigo salieron fuera del albergue para refrescarse bajo la noche estrellada.
- ¿Qué te ha parecido la charla que el cura les ha dado a los chavales?, preguntó el amigo.
El peregrino loco levantó los ojos al cielo antes de responder.
- Me ha parecido que es una cuestión de fe, dijo al fin.
- ¿Quieres decir que hay que aceptar y creer por fe lo que el cura les decía a los chicos?
- Todo depende de lo que entiendas por fe, respondió el loco sin dejar de mirar a las estrellas.
El amigo levantó una ceja antes de volver a preguntar:
- ¿Y qué entiendes tú por fe?
El peregrino loco se volvió hacia su amigo con la más irónica de sus sonrisas y le dijo:
- La fe es lo que nos da Dios para poder entender a los curas.

(“El peregrino loco” Grian)

Uno de los motivos por los que nos cuesta tomar decisiones es que pensamos que hay que mantenerlas a toda costa para ser creíbles ante nosotros mismos y ante los demás. Creemos que ser coherentes es un valor y no nos damos cuenta de que esa actitud hace difícil el cambio y nos vuelve intransigentes pero no nos lleva a actuar en consecuencia. Lo importante no es la autenticidad sino la felicidad. De lo contrario, corremos el riesgo de convertirnos en unos desdichados auténticos o, lo que es peor, en unos auténticos desgraciados.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

ESCENA DE MATRIMONIO

En cierta ocasión, un hombre preguntó a su mujer, tratando de animarla:
- ¿Por qué no sales y te diviertes, querida?
Y ella le respondió, irritada:
- ¡Sabes perfectamente, querido, que yo nunca disfruto divirtiéndome!

(“Un minuto para el absurdo” A. De Mello)

Hay quienes sobreviven pensando que para poca salud, más vale morirse. Es la impresión que producen aquellas personas que no creen que los demás les puedan aportar algo ni muestran interés en añadir algo a la vida de los otros puesto que no tienen nada con lo que ilusionarse e, incluso, les molestan las pequeñas cosas que hacen felices a los demás. Por eso, ¡cuanto peor, mejor!

domingo, 4 de noviembre de 2007

EL TRÁNSFUGA

Un niño escuchó a su padre, un famoso político, criticar severamente a un miembro de su partido que se había pasado al partido contrario.
- Pero padre, le dijo, si el otro día no hacías mas que elogiar a un hombre que había dejado el partido contrario para pasarse al tuyo…
- Verás, hijo, tienes que aprender cuanto antes esta importantísima verdad: los que se pasan al otro partido son traidores; los que se pasan al nuestro son conversos.

(“Un minuto para el absurdo” A. De Mello)

La diferencia entre el «vosotros» y el «nosotros» es simplemente un «yo». En general, las personas tienden a valorar positivamente las cosas si coinciden con sus gustos, las ideas si conectan con las suyas y los acontecimientos si participan en ellos. Pero, algunos individuos rechazan cosas que les gustan porque no son las suyas, ideas con las que están de acuerdo porque no han salido de sus cabezas y acontecimientos que les atraen porque no están controlados por ellos. ¡Qué triste!