- El mundo moderno está padeciendo de una creciente anorexia sexual, dijo el psiquiatra.
- ¿Y eso qué es? preguntó el Maestro.
- Pérdida del apetito sexual, respondió.
- ¡Eso es terrible! exclamó el Maestro.
- ¿Y cómo se cura?
- No lo sabemos, dijo el psiquiatra.
- ¿Lo sabes tú?
- Creo que sí.
- ¿Cómo?
El Maestro, mostrando una sonrisa maliciosa, contestó:
- Pues haciendo que el sexo vuelva a ser pecado.
(“Un minuto para el absurdo” A. De Mello)
En todos los aspectos de nuestra vida encontramos dos caras, una buena y otra mala, excepto en el «sexto», que hay tres: malo, bueno y al revés. Según los estudios realizados en este terreno, las relaciones sexuales pueden ser satisfactorias, insatisfactorias e inexistentes. Probablemente, una solución sería el trío, pero el único triángulo amoroso que se cree que funciona es el divino porque es un misterio en forma de paloma. En este sentido se puede interpretar la afirmación de que «si Dios existe, reside en el sexo» y así tendremos una explicación de por qué en la época que nos ha tocado vivir muchos no creen y aún son más los que no practican. Y es que, en tiempos de crisis, el amor y el dinero son una cuestión de confianza y no de pelotas. O sea que, hay que tener fe…, si la salud nos lo permite.
