viernes, 26 de octubre de 2007

VISITA AL DENTISTA

Una mujer acudió por tercera vez a su dentista para que le redujera la dentadura, porque, según ella, «no le cabía».
- Si hago lo que usted me pide, le dijo el dentista, mucho me temo que la dentadura no va a encajar en su boca como es debido…
- ¿Quién ha hablado de mi boca?, exclamó irritada la mujer. ¡Donde no me cabe la dentadura es en el vaso!

(“Un minuto para el absurdo” A. De Mello)

A menudo, para justificar nuestro comportamiento, elaboramos retorcidos e increíbles argumentos que, en boca de otros, nos parecería que están fuera de toda lógica y nos olvidamos de que las excusas tan sólo convencen a los que no necesitan ser convencidos porque no hay nada de qué convencerlos.

lunes, 15 de octubre de 2007

DARSE CUENTA

Me levanto por la mañana. Salgo de mi casa.

Hay un socavón en la acera. No lo veo y caigo en él.

Al día siguiente salgo de mi casa,

me olvido de que hay un socavón en la acera

y vuelvo a caer en él.

Al tercer día salgo de mi casa

tratando de acordarme de que hay un socavón en la acera.

Sin embargo, no lo recuerdo y caigo en él.

Al cuarto día salgo de mi casa

tratando de acordarme del socavón en la acera.

Lo recuerdo y, a pesar de eso, no veo el pozo y caigo en él.

Al quinto día salgo de mi casa.

Recuerdo que tengo que tener presente el socavón en la acera

y camino mirando al suelo. Lo veo y, a pesar de verlo, caigo en él.

Al sexto día salgo de mi casa.

Recuerdo el socavón en la acera.

Voy buscándolo con la mirada.

Lo veo, intento saltarlo, pero caigo en él.

Al séptimo día salgo de mi casa.

Veo el socavón. Tomo carrerilla, salto,

rozo con la punta de mis pies el borde del otro lado,

pero no es suficiente y caigo en él.

Al octavo día salgo de mi casa,

veo el socavón, tomo carrerilla, salto, ¡llego al otro lado!

Me siento tan orgulloso de haberlo conseguido

que lo celebro dando saltos de alegría…

Y, al hacerlo, caigo otra vez en el pozo.

Al noveno día salgo de mi casa,

veo el socavón, tomo carrerilla,

lo salto y sigo mi camino.

Al décimo día, justo hoy,

me doy cuenta de que es posible caminar…

por la acera de enfrente.

(“Cuentos para pensar” Jorge Bucay)

En las cosas importantes de la vida conviene tener, al menos, dos puntos de vista diferentes para no caer en el inmovilismo de un pensamiento único que nos coloca, primero, de frente y, más tarde, en contra de los que no piensan, no sienten, no creen, no son o, mejor dicho, no parecen como nosotros.