lunes, 25 de mayo de 2009

EL CARTERO

Un cartero se metió con su bicicleta por un prado, a fin de atajar. A mitad de camino, un toro se fijó en él y se puso a perseguirlo. Finalmente y, después de pasar muchos apuros, el hombre consiguió ponerse a salvo.

- Casi te agarra, ¿eh?, le dijo alguien que había observado lo ocurrido.

- Sí, respondió el cartero, como todos los días.

(“Un minuto para el absurdo” A. De Mello)

Normalmente, la gente suele aspirar a conseguir una misma meta pero les diferencia la manera que eligen para llegar hasta ella. Frecuentemente, se empeñan en intentar una y otra vez esa solución que no funciona, olvidando que cuanta más punta se saca al lápiz más se rompe. Por el contrario, son muchas las posibles salidas aunque no todas sean sociales, pues quedan todavía algunas revenidas, ya cojeen del pie izquierdo o del derecho y se disfracen de almeja o berberecho. Así que no hay motivos para pensar que, porque hayas fallado en tantas ocasiones, vayas a fracasar siempre o que, sólo el que ha comido ajo, puede darte una palabra de aliento.