domingo, 5 de diciembre de 2010

EL PRESERVATIVO

Recuerdo que cuando tenía como dieciséis años, fui a comprar un paquete de condones. La empleada de la tienda era muy bonita, y se dio cuenta de que yo era completamente novato en esas cuestiones. Me entregó el paquete y me preguntó si sabía cómo usarlos. Yo le contesté con sinceridad:
- No.
Así es que abrió el paquete, tomó uno de los condones y se lo puso en el pulgar.
Ella me dijo que me asegurara de que quedara bien ajustado y seguro. Yo, aparentemente, lucía confundido. Ella revisó la tienda. Estaba vacía. Y me dijo:
- Espérate un minuto.
Se dirigió a la puerta y la cerró con llave. Tomándome de la mano, me llevó a la trastienda, se desbotonó la blusa y se la quitó. Se desabrochó el sostén y lo dejó al lado. Y me preguntó:
- ¿Estás excitado?
La verdad es que yo era tan bobo, que todo lo que pude hacer fue asentir con la cabeza. Me dijo que ya era hora de ponerse el condón. Mientras yo me lo ponía, ella se quitó la falda y las pantaletas, y se acostó en el escritorio.
- Dale, que no tenemos mucho tiempo, me ordenó.
Yo me subí y fue fantástico. Desafortunadamente no duré mucho, y en unos pocos minutos, todo había terminado. Ella se me quedó mirando con el ceño fruncido y me preguntó:
- ¿Te pusiste el condón?
- Por supuesto, le dije, mientras le enseñaba el pulgar.

(“Extraído del Libro de la Vida”)

Con relativa frecuencia una se encuentra con gente muy dada a exhibir sus cualidades y habilidades sin que nadie se las reclame, corriendo el riesgo innecesario de ir por lana y salir trasquilada. Y es que los abusos no suelen dar muy buenos resultados, ni siquiera en términos de generosidad, por lo que es preferible ser moderadamente infelices que emborracharse de gusto, ya que la resaca puede hundir en una apatía de la cual, con la edad, cuesta más recuperar. Por otro lado, también es cierto que a veces los excesos pueden ayudar a evitar adquirir determinados hábitos. Una alternativa a considerar es echar mano de la imaginación para poder anticipar las vivencias en un espacio virtual que permita probar sin causar daño, experimentar sin dolor y equivocarse sin producir víctimas. Así que no te estés, porque lo más frustrante de ser vieja es que, aunque te sepas casi todas las respuestas, no sirve de nada porque ya nadie te las pregunta.

2 comentarios:

Mariluz dijo...

Lo de echar mano de la imaginación es un magnífico recurso para no causar victimas , pero a veces, corres el riesgo de no actuar, cuando la situación sí lo requiere.
P.D: Aún siendo una mujer experimentada, es imposible tener todas las respuestas, y aunque fuese así, muchas veces nadie te las pregunta porque tiene miedo a conocerlas.

Anónimo dijo...

abuela burka, el video-juego que propones existe, pero de virtual no tiene nada, es la vida.