domingo, 6 de abril de 2008

EL SUICIDA

Un hombre estaba a punto de arrojarse por un puente cuando, de pronto, un policía corrió hacia él y le dijo:
- ¡No, por favor, no lo haga! ¿Por qué va a arrojarse al agua un hombre joven como usted, que ni siquiera ha vivido…?
- ¡Porque estoy harto de la vida!
- Escúcheme, por favor: si usted se arroja al agua, yo tendré que saltar para salvarlo, ¿no es así? Ahora bien, el agua está helada y yo acabo de pasar una neumonía. ¿Sabe usted lo que eso significa? Sencillamente, que moriré. Tengo mujer y cuatro hijos… ¿Podría usted vivir con semejante peso en su conciencia? Claro que no. Así que escúcheme: sea bueno, arrepiéntase, y Dios le perdonará. Vuelva a su casa y, en la intimidad de su hogar… ¡ahórquese si lo desea!

(“Un minuto para el absurdo” A. De Mello)

Antes de confiarle a otra persona algo que nos ocupa o nos preocupa, conviene que nos paremos un momento a pensar en las diferentes situaciones que nos arriesgamos a experimentar. Con suerte, podemos dar con alguien que trate de comprendernos e intente ayudarnos a tomar la decisión más adecuada, o que verdaderamente nos escuche y nos conceda la oportunidad de desahogarnos. También es posible que tropecemos con quien nos obsequie con todo un recetario de alternativas, minusvalorando así nuestra capacidad para superar las dificultades. Incluso, podemos encontrar a alguien que nos despache soltándonos lindezas como «no me cuentes tu vida que es muy triste» o «para deprimirme me basto solo». Pero, sin duda, la peor de todas las ocasiones es aquélla en la que, lejos de ofrecernos una salida, por penosa que sea, al contrario, nos generan aún mayores y peores inconvenientes… En cualquier caso, cuando no seamos capaces de solucionar un problema, debemos preguntarnos si realmente queremos y podemos hacerlo porque tal vez no nos corresponda a nosotros encontrar la solución o quizá sea mejor quedarnos callados, por si las moscas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

A pesar de que empieces a pelechar muy pronto, está claro que hoy no tenías pelos en la lengua...

Hasta yo he entendido el cuento y el comentario sin tirar de diccionario.

Gracias Burka.

Anónimo dijo...

Siempre he pensado que todo tiene solución, menos la muerte.
si te agobia algo y piensas que no tiene solucion sigue buscando que seguro que por algun lado.

nunca hay que tirar la toalla!!

Bea_ankh

edu dijo...

Ah, pero ¿que es peor? ¿Acercarte a alguien que te escuche aunque no te ayude, o decidir que los demás no son capaces de ayudarte, y por tanto, callarte?

Y sobre todo... ¿que es más fácil?

Anónimo dijo...

Que alguien me pueda ayudar o no después de contarle un problema es lo que menos me preocupa. Pero me molesta sobremanera la actitud de aquellos que me dicen: "a mi no me cuentes tu vida, que la mia ya es bastante dura".
Visto desde el otro lado, es decir, desde el que escucha, cuando soy yo, procuro llevar cuidado con mi respuesta. Se lo duro que es salir con un problema mayor cuando esperabas encontrar al menos, un poco de alivio a tu preocupación. Ângelo.

Anónimo dijo...

Cuando comparto mi vida, mis preocupaciones, lo hago con AMIGOS que indudablemente no piensan ni sienten como yo y tampoco viven mi vida ni preocupaciones igual que yo. Busco simplemente compartir. Siempre me ayuda hablar de "mis agobios" con quien sé que me escucha... y no me importa que opinen, aconsejen o critiquen mis actuaciones, porque lo hacen desde el cariño. Pero también estoy segura que respetarán mis decisiones, mi libertad.
Cuando no comparto mi vida, me encierro en mí misma y casi siempre no consigo encontrar una buena solución.